Papel-On Publicidad invita a todos nuestros seguidores a compartir su mejor foto en familia, reunión, fiesta o comida, donde quieras mostrarnos cómo es tu familia, amigos, personalidad, costumbres o sólo algún momento gracioso. El hogar como primera escuela; es fundamental conocer la importancia de nuestras acciones, los niños dentro de un núcleo familiar son los mas afectados al ver las acciones de los adultos, sé responsable e intenta siempre dar un buen ejemplo.
jueves, 18 de octubre de 2012
miércoles, 17 de octubre de 2012
La Imagen Del Niño En La Publicidad Para Adultos
La infancia es una época dorada, maravillosa, a la que siempre querríamos volver. Y, quizás por eso mismo, los niños que aparecen en los anuncios infunden fácilmente armonía, serenidad, inocencia, paz.
Como señala Ana Medina en su Tesis Doctoral sobre "Publicidad e infancia: La representación del niño en los spots televisivos (España, 2007)" (la defiende este 17 de junio), el niño puede representar distintos roles cuando protagoniza spots dirigidos a los adultos. Estos roles pueden ser:
1- El niño como hijo: Para mostrar que un grupo de personas constituye una familia, la presencia de un hijo/a con edad inferior a 10-11 años es tan importante como la presencia de los padres. Con esto se intenta despertar el instinto paternal del adulto, y su imagen representa los valores de la protección, el cuidado, la ternura, la fragilidad, la inocencia.
2- El niño como parte de la sociedad: Aquí representa ese grupo, la infancia, ante el cual el consumidor se distancia. No se trata del hijo propio, sino del ajeno. Y en él se muestran características que serían molestas en los demás, y que en los niños nos resultan aceptables, incluso divertidas: travesuras, caprichos, emociones, volubilidad.
3- El niño en papel de adulto: A veces, el menor refleja en los anuncios a un adulto en miniatura, imitando su manera de vestir, de comportarse, de pensar y de actuar. La imagen infantil quiere representar así, con un toque simpático y caprichoso, el valor del hedonismo, y une - en la historia publicitaria- el deseo infantil con la capacidad del adulto para hacerlo realidad.
4- El niño que fuimos: Muchos anuncios nos hacen rememorar nuestra propia infancia, mostrando personajes, productos o canciones que nos hacen sentir nostalgia. Esa etapa pasada regresa con la intención de apelar a nuestros sentimientos y conseguir así la compra, como si fuéramos capaces de recuperar -con el producto- ese tiempo perdido. Aquí no se trata de la infancia propiamente dicha, sino del recuerdo que permanece en nosotros: a través de objetos, fotografías, canciones...
5- El niño que somos: La infancia aparece a menudo en la publicidad por medio de adultos con conductas propias de la infancia. Los comportamientos infantiles son aquí un elemento al que se añaden valores como la libertad, el placer, la satisfacción de las propias necesidades... y denotan la ausencia de responsabilidad o de prejuicios, que constituyen, en ocasiones, los principales obstáculos para que el espectador dé el salto al consumo.
La imagen que la publicidad refleja del universo infantil es, como vemos, diversa y en ella encontramos tantos matices como valores encarnados en la figura de los pequeños. Sin embargo, en demasiadas ocasiones, encontramos que el prisma adulto desde el que nos acercamos a la realidad infantil para reflejarla acaba velando, en lugar de revelando, todo lo que de positivo tiene.
Los Niños Ven E Imitan
A veces nos preguntamos: “pero ¿cómo ha salido este niño así’?, ¿por qué es tan agresivo, desordenado, egoísta, contestón? ¡Si no he hecho más que darle cariño…!”. Y es verdad que en casa les damos afecto, que les queremos. Pero nos olvidamos de que los niños nos vean actuar en muchos otros ámbitos, y esa actuación les marca. Unas veces, ven nuestros actos y los juzgan. Si los padres riñen, se produce una gran tragedia en su alma: “Papá es malo porque chilla a mamá”, y entonces sobreviene el trauma, la desilusión, la tristeza infinita de un niño que no estaba preparado para ese trance.
Otras veces ven nuestros actos y tienden a imitarlos. Y no siempre son positivos, como los que aparecen en esta historia. “Pero, ¿cómo ha salido este niño así? ¿Dónde ha aprendido todas esas cosas?”. Pues, desgraciadamente, a nuestro lado.
Ciertamente, la mayoría de nuestros actos son para ellos positivos y enriquecedores. Pero es bueno recordar que ellos nos ven siempre… y que serán, en buena parte, lo que les enseñemos con nuestra conducta. Para ellos, seremos siempre “el modelo”, el espejo en el que se miran para aprender a conducirse en sus vidas.
domingo, 14 de octubre de 2012
Los Niños También Son Maestros
Los niños han sido siempre el símbolo de la ternura, del afecto, de la fragilidad o de la inocencia. Pero hay una característica que -sobre todo en la publicidad- los hace especialmente atractivos para los adultos: los niños son el símbolo vivo de la sinceridad. Dicen lo que piensan, sin dobleces, sin hipocresía; y aman con sinceridad de corazón, con un alma pura y todavía inocente. La escena de este anuncio transcurre en el salón de un hogar. Todo debería ser paz y tranquilidad, porque es un ambiente protegido y afectuoso. Pero el niño está viendo la televisión, y por ella entran -en ese espacio de inocencia- horrores sin cuento para los que el menor no está preparado: violencia, hambre, sufrimiento, lloros, pena, desamparo... Todo aquello que sus padres han tratado de dejar fuera de su casa irrumpe con fuerza, de repente, a través de la pantalla gris. Y todo eso golpea con dureza en el alma del chico. El final de este anuncio sería desastroso si el niño -prácticamente un bebé- no actuara movido por su innata generosidad y su compasión sin límites. Es esa bondad natural, esa sinceridad de corazón que los adultos hemos olvidado en el camino... y que tenemos que recuperar, con ayuda de los pequeños. Porque siempre nos enseñan a saber vivir y a saber amar. Maesros del amor y de la solidaridad: las
grandes lecciones de la vida.
El Hogar Como Primera Escuela
Nuestra
sociedad moderna, generalmente cree que la única institución donde
nuestros hijos pueden recibir educación es el Centro Educativo, lo cual
es totalmente equivocado. También existen otras fuentes que están
educando a nuestros hijos, la mas importante es el hogar.
El
hogar es la institución que provee una educación moral a los hijos, que
se genera por las buenas relaciones que deben existir entre los padres y
todos los integrantes de la familia, porque los hijos captan los
comportamientos; también copian las buenas relaciones entre padres e
hijos. Es decir, la escuela sólo brinda una educación intelectual como
mínimo de tiempo de cinco o seis horas diarias, en cinco días a la
semana. Está en una diferencia abismal entre el hogar y la escuela, por
eso, los padres deben brindar una buena calidad de formación a sus
hijos.
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